Nochevieja ‘Burbuja Freixenet’ con Antonio Banderas

No podía quitarme de la cabeza la extraña sensación de haber vivido la increíble experiencia de ser la protagonista del anuncio de Freixenet junto al actor Antonio Banderas. Me enamoré perdidamente de él la primera vez que lo vi en el cine, cautivada por sus ojos oscuros y mirada penetrante, que parecían desnudarte atravesando la pantalla. Por eso, no me podía creer que estaba a su lado, protagonizando el spot navideño más famoso de la televisión.

Hasta aquel momento, no había reparado en la larga lista de estrellas que cada año habían desfilado por el rutilante anuncio de cava. Penélope Cruz, Sharon Stone, Kim Basinger, Gwyneth Paltrow, Shakira… Y este año, yo era la elegida.

Viajaba en un avión privado, sobrevolando las nubes a mil pies de altitud. A mi lado estaba él, con su ondulado cabello oscuro y sonrisa amable. Vestía un elegante traje de chaqué y me acariciaba suavemente la mano. De la cabina trasera salió una azafata vestida de color púrpura. Portaba una bandeja con una cubitera llena de hielos y una botella de Freixenet en su interior. Se acercó hasta nuestros asientos y sirvió las copas.

Él clavó su mirada profunda sobre mí y un escalofrío me recorrió todo el cuerpo, recordando el millón de veces que, desde el otro lado de la pantalla, había soñado con ese momento. Chocamos nuestras copas, brindamos por el nuevo año y, como suele pasar en los sueños bonitos, desperté en el mejor momento alertada por el sonido de lo que parecía un móvil.

Ni rastro del avión, ni de la azafata, ni de Antonio Banderas. Estaba en una cama que no era la mía y un fuerte dolor de cabeza me trajo a la memoria el cotillón de Nochevieja celebrado el día anterior en el piso de arriba. “Demasiado champán”, pensé. Y ¡horror! No estaba sola, Antonio, mi vecino del sexto y anfitrión de la fiesta se había puesto tan pesado que acabó convenciéndome de que él era la mejor opción para empezar el año. Y quizás, ahora que lo observaba mientras dormía, no le faltaba razón. Tenía cierto aire a Antonio Banderas. Y, todo hay que decirlo, tampoco yo soy Melanie Griffith.